17 de diciembre de 2021

La luz fantástica, Terry Pratchett


Hoy os traigo la continuación de «El color de la magia», el libro con el que da inicio la saga de Mundodisco de Terry Pratchett
Este también pertenece a la saga del mago Rincewind, aquel hechicero petardo —valga la expresión— que ni siquiera está licenciado en la Universidad Invisible de Ankh-Morpork, y que continúa su periplo turístico con Dosflores
Nos quedamos en el primer libro en que habían caído por el borde del Disco, y, poco a poco, descubrimos que, ahora, su principal misión es sobrevivir a una extraña luz que vislumbran y que amenaza su existencia, pero ahora cuentan con la ayuda inestimable del héroe más peculiar de la saga, Cohen el Bárbaro, y reconozco que uno de mis favoritos, que con su joven prometida ayudará a poner a salvo a los dos amigos. 
Ni que decir tiene que el libro es un continuo de risas y de delirantes acciones con las que Pratchett consigue desconcertarnos y, a la vez, aumentar nuestra hilaridad, ya no sólo por la torpeza inenarrable de Rincewind o la aparentemente poca inteligencia de Dosflores, el único al que se le ocurre enseñar a la mismísima Muerte a jugar a juegos de mesa; un factor importante, a mi parecer una de las bazas en las que se asienta el libro y su fuerza, es la presencia de Cohen el Bárbaro. 
Este héroe anacrónico, y no porque esté fuera de lugar, sino porque el tiempo mismo ha perdido la cuenta de sus años, pervertido y a la vez parodia de héroes de película de la vida real, es justo el que faltaba para completar las andanzas del mago y el turista para reunir los requisitos que pone la propia Muerte, leer los ocho hechizos del Octavo, para que Gran A'Tuin detenga su camino hacia la estrella y el mundo, tal y cómo lo conocen con su forma de disco, siga existiendo. 
El pequeño problema es que para leer esos ocho hechizos hay que encontrar primero el que se alojó en la cabeza de Rincewind mientras aún estudiaba en la Universidad Invisible, y esto crea un problema a los magos competentes que intentan matarle para que les traspase el hechizo, porque, de pronunciarlos, obtendría un poder infinito. 
Cada vez que lo leo no puedo evitar reírme a carcajadas, porque las situaciones son de lo más surrealista y el estilo de Pratchett es único para brindarnos una saga tan maravillosa como es la de Mundodisco.

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