28 de agosto de 2018

Demian, Hermann Hesse


De nuevo os traigo a esta humilde biblioteca virtual en donde me prodigo a uno, en mi opinión, de los grandes, Hermann Hesse
Y qué mejor que traeros la que pienso que es una de sus mejores obras y una de las que más me ha hecho pensar en los últimos tiempos. 
Escrita inicialmente bajo el seudónimo que compartía con el protagonista del libro, el Demian es un exquisito retrato de la niñez y juventud de Emil Sinclair, que no es otro que el autor mismo hecho personaje. Sinclair tiene una niñez y juventud en apariencia anodinas, transcurridas en un mundo de ensueño que se desmorona un día con algo tan simple y complejo como una mentira. 
Este cambio tan brusco de "localización", si es que me permitís catalogarlo de tal, le ofrece puntos de vista nunca antes imaginados, y a ellos se suma la aparición de Max Demian, un personaje misterioso que parece guiarle a través de él mismo, de lo que ha vivido y de lo que ha descubierto para así ofrecerle la inestimable posibilidad de valorar lo desconocido y destruir aquellos paradigmas casi autoimpuestos en los que basaba su vida antes de conocerle. 
Seamos sinceros.
Este autor me fascina porque me identifico en cierto modo con él salvando las obvias distancias, y más ahora que voy encontrando en mi vida una relativa estabilidad que en estos meses atrás me ha costado encontrar. 
Digamos que, mejorando lo presente, no estoy pasando la mejor de mis rachas y acabo desquiciada por cualquier tontería, y paradójicamente esto está consiguiendo que las musas me visiten con más frecuencia de lo habitual. Quizá es esta fertilidad creativa de la situación lo que hace que no quiera deshacerme de estos malos hábitos. 
Al margen de estas circunstancias que al blog en nada competen, Hesse siempre me brinda la oportunidad de mejorar, de plantearme nuevos caminos con los que afrontar el presente y sacarlo adelante como si fuese una especie de catarsis otorgada de forma prácticamente gratuita y desconocida, y por eso os lo recomiendo, por si necesitáis un par de mazas metafóricas para acabar con los muros que, en muchas ocasiones, nosotros mismos creamos, y ver más allá de ellos, porque tal vez, y solo tal vez, sean ellos los que nos impidan continuar. 
Como una buena amiga dice catarsis parece ser la palabra del año, el estado del año. 

No hay comentarios: