12 de noviembre de 2018

Harry Potter y la Orden del Fénix, J.K. Rowling


No os podéis imaginar las ganas que tenía de superar el ecuador de la saga de Harry Potter que hoy continúo para poder llegar a mi segundo favorito después de «Harry Potter y el prisionero de Azkaban», la quinta entrega, donde ya se van ciertos asuntos relacionados con la lucha contra Voldemort, la guerrilla particular establecida por el bien común, aunque él diría que solo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo, y donde aparece el personaje que más repelús me ha dado en mi historia de la literatura particular.
Sí, lo habéis adivinado: Dolores Umbridge.
Me da un ascazo tremendo, y eso significa que está magníficamente bien caracterizada, por lo que a pesar de sus consideraciones sobre la sangre que se verán sobre todo en el último libro de la saga, pienso que es uno de los mejores retratados en toda la heptalogía.
A lo que iba.
Recuerdo que la primera vez que leí el libro fue como si el corazón me diese saltos de emoción en el pecho él solito y por libre, porque aunque anteriormente, en las cuatro primeras entregas, ya se había producido alguna que otra escaramuza con Voldemort, esta es la primera vez que se produce un enfrentamiento de adultos, por decirlo de alguna manera, con la Orden al completo, o más bien con los que quedan de ella, y con los Mortífagos más representativos en el otro bando, con la aparición estelar de Bellatrix Lestrange. Además, se produce la tremenda lucha entre el mismísimo Albus Dumbledore —estoy conteniéndome mucho de decir todos sus nombres tal y cómo él los pronuncia en la película cuando entra a la vista de Harry— y Voldemort en el Ministerio de Magia.
Y no solo fue la emoción la que me inundó el corazón cuando leí la última de sus páginas.
Fue la primera vez que después del asesinato de los padres de Harry se produce la muerte de otra de sus figuras paternas, y sigo pensando que Sirius no tendría que haber muerto y menos a las manos de quien lo hizo. Si tenía que morir sin remedio, por lo menos que hubiese sido por la mano de otro que no fuese Bellatrix.
Al margen de opiniones personales, aunque de hecho este blog está construyéndose sobre ellas, es para mi gusto uno de los mejores libros, uno de los que más acción tienen y uno de los que descubren más personajes cuya trascendencia se verá más adelante, hacia el final de la saga, y eso, bajo mi criterio, lo hace merecedor de especial atención.
El lector avezado descubrirá que los bandos ya están hechos, quizá antes de lo que imaginaba, y no solo por lo obvio, sino que incluso algunos de los personajes acaban sorprendiendo por su posicionamiento, y ese pequeño factor sorpresa a mis ojos es impagable.

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