4 de noviembre de 2018

El arpista ciego, Terenci Moix


He decidido empezar por esta novela de Terenci Moix porque me falta algo de humor en este momento de mi vida, pero no significa que me olvide de traeros más adelante sus novelas históricas que me fascinan.
La diferencia entre esta y las otras radica en que el irreverente —y adoradísimo— Moix escribe esta fascinante novela en clave de humor sin olvidar los momentos dolorosos, el esperpento y la tragicomedia van de la mano en una novela en la que lo imposible se hace tan cierto como cualquier cosa que ves alrededor y el favor de los dioses y sus secretos marcan su existencia.
El libro es una fantasía, tal y como indica el subtítulo, del reinado de Tutankamón, y es en esta época cuando nacen Ipi, un niño ciego, y Jonet, un picaruelo al más puro estilo del Lazarillo, y en la ciudad hereje de Akenatón nace el que luego será conocido como Tutankamón. Podríamos decir, por tanto, que sus vidas están ligadas.
Irremediablemente, éstas se entrelazarán en una fantasía surrealista llena de ironía y giros sorprendentes, y serán estos giros los que expliquen las motivaciones y las actuaciones de unos humanos que alternan con los dioses de una manera absolutamente cotidiana. 
El tiempo y el comadreo aderezados con amores imposibles, según la moral de la época, pero que no tienen de malo por su naturaleza, serán guía para unas situaciones rocambolescas en las que unos jóvenes vivirán unas aventuras que, quizá, nunca habrían podido imaginar.
Aquí Moix vuelve al rito iniciático que parece llenar todas sus novelas como el agua del Nilo que lo inunda todo, y será ineludible, puesto que, en cierto modo, la vida no deja de ser el más grande ejemplo de iniciación para cualquiera que la viva, con cualquier fin que ésta presente.
Es una de mis novelas favoritas, lo admito, ya no solo por el humor y la picardía, que llega al erotismo que destila, sino por cómo narra, por cómo presenta unas situaciones que acarician lo trágico y que, sin embargo, por la ironía de la que van cargadas no dejan de ser cómicas. 
Una sonrisa triste para situaciones tristes. Yo creo que os gustará.

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