24 de octubre de 2018

Crimen en directo, Camilla Läckberg


Cuando los días se van haciendo cada vez más grises y menos se ve el azul siempre pienso en una de las pocas experiencias buenas que tuve en la parte más temprana de mi adolescencia en un instituto infame. 
Este primer instituto al que fui organizó un intercambio a Finlandia, y fue raro porque era la primera vez que salía de mi casa sola a un país extranjero —Marruecos no cuenta porque he ido tantas veces que ya es para mí algo normal y no exótico— y porque hablando de primeras veces fui en pleno enero y nunca había visto la nieve antes y entonces me llegaba al muslo. Y sí, soy bajita, pero a gente más alta también le llegaba arriba. 
Así que una cosa lleva a la otra, Finlandia a Escandinavia, Escandinavia a la novela policíaca y, voilà, la combinación lógica de estas dos cosas es Camilla Läckberg
De nuevo son nuestros Patrik y Erica, aunque ahora acompañados de su bebé, que ya tiene unos meses, los que deberán resolver el misterio que vuelve a proporcionar el pueblo.
Esta vez, al más puro estilo de Hitchcock, por lo menos eso pensé yo cuando lo leí, el misterio se desenvuelve en un reality show que llega al pueblo con la promesa de unos beneficios increíbles, por polémico que sea, pero que acaba siendo un caso para esta joven pareja, porque una de las participantes aparece muerta, mientras que, paralelamente, sucede otra muerte muy extraña, la de otra mujer del pueblo que sufre un accidente de tráfico estando borracha, y digo que es extraña porque ella nunca ha bebido y su tasa de alcohol es superior, incluso, a la de una persona habituada a la bebida.
Además, aparecen unas marcas en su cuello y una hoja de un cuento infantil, algo que se corresponde con diferentes asesinatos en otros puntos de Suecia que siguen el mismo patrón.
Como veis la polémica y el interés están servidos y van de la mano.
De la novela negra no puedo decir nada que no haya dicho ya en otras reseñas, porque sigue siendo de mis favoritas, pero el planteamiento que expone Läckberg me ha resultado de lo más original.
Desde luego que el asesinato por emborrachamiento y posterior accidente de coche no es algo nuevo, ni en la historia ni en la historia de la literatura, pero el hecho de que lo que parece ser un asesino en serie —que luego se confirma— se meta dentro de un reality show para llevar a cabo su atroz acto me ha llamado poderosamente la atención, y no solo por el asesinato en sí.
Creo que así expone bastante de la psicología de un asesino en serie, un afán protagonista increíble; por decirlo de alguna manera, el hecho de que televisen todo lo que arrastra el asesinato es una forma brutal de alimentar el ego del asesino en cuestión, y a la vez puede ser el punto determinante para que dé un paso en falso y se descubra, en este caso por la pareja de Patrik y Erica. 

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