Siempre he pensado que la mordacidad más pura y la genialidad literaria —bueno, realmente creo que sucede en cualquier arte, pero mi campo de estudio, digamos, es la lengua y la literatura, así que naturalmente la he encontrado con mayor frecuencia— suelen ir a la par del desastre social.
Y sí, habéis leído bien, y podría remitirme, por ejemplo, al Siglo de Oro español —una auténtica delicia desde el punto de vista artístico en general y literario en particular— y, en un ejemplo algo más actual, a esta obra de Petros Márkaris que os traigo hoy y que, en su genialidad, combina el género policiaco con la realidad sociopolítica que sigue padeciendo Grecia debido a la ferocidad de la crisis económica que sufrimos hace unos años y de la que aún suenan campanas.
Kostas Jaritos es un comisario del que sabemos plano personal y laboral.
Por un lado, la historia comienza con la boda de su hija, algo que se explica porque este no es ni mucho menos el primer libro que trata de él, es, de hecho, el séptimo de su serie, así que el lector avezado ya está acostumbrado a él y le conoce en cierto modo, y, por el otro, se produce el asesinato mediante decapitación de un pez gordo de la banca.
Ya tenemos historia, ¿no creéis?
Es un libro tremendamente mordaz, con diálogos geniales, con puntualizaciones muy afortunadas que no solo ayudan a resolver el caso, sino que da pinceladas acerca de la situación actual de una Grecia cada vez más hundida y de los países que estuvimos y estamos en situaciones parecidas, y uno de estos diálogos tan brillantes es, para mí, el que justifica la compra del Seat Ibiza, pero deberéis leerlo si queréis descubrir de qué se trata.
Estos pequeños detalles hacen de esta novela casi un tratado filosófico en el que la investigación del asesinato es un telón de fondo necesario para explicar un modo de vida adaptado por la fuerza a una sociedad que, como bien dice el libro, quiso vivir como un tiburón cuando no lo era y ni siquiera sabía nadar.
La verdad es que aunque disfruto con el género no tenía el placer de conocer al detective Jaritos, y como toma de contacto puedo decir que estoy tremendamente satisfecha, tanto que en cuanto pueda pienso leer la serie desde el primero de todos, porque estoy completamente segura de que a pesar de que en realidad sean libros independientes entre sí y prácticamente autoconclusivo siempre hay detalles que solo se entienden si leemos el resto de los libros.
Creo que el género, aunque de base sea el mismo, siempre tendrá variaciones locales y, aunque pueblo mediterráneo también, los griegos tienen un no sé qué de mítico que me fascina y sé que no soy la única a la que le ocurre.
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