23 de mayo de 2020

Pregúntale al polvo, John Fante


Uno de los ambientes más sórdidos que podemos imaginar si pensamos en los años treinta es el de la Gran Depresión
Una época en la que todo dejaba de tener validez, después de la desmesurada bonanza de los felices años veinte y del final de la guerra; una época en la que tanto ricos como pobres —aunque obviamente siempre los más perjudicados son los que menos tienen, y no hay que irse tan atrás en el tiempo para darse cuenta de ello— acaban por perderlo todo y comienzan un periplo sin fin por las ciudades buscando la forma de sobrevivir. 
John Fante, un autor que impresionó y condicionó la bibliografía del mismísimo y siempre excéntrico Charles Bukowski, nos trae, con todas sus cualidades, esta novela que supuso un hito en la literatura norteamericana de la época, por su innovador estilo y por tratar un tema tan doloroso para el orgullo patrio americano de una forma totalmente nueva y a la vez cercana para todos aquellos que se dejaron llevar, como yo, entre sus páginas. 
Lo que más me gusta de Fante es la capacidad que tiene para expresar tanto lo bueno como lo malo y no avergonzarse de ello, es decir, lo políticamente incorrecto se queda a un lado —y no estamos hablando de tiempos actuales en los que la represión lectora aparentemente está apartada— para mostrar todo lo que hay que mostrar, sin ocultar el pequeño hilo que sobresale de la costura no se oculta para aparentar lo que no se es, y no hay nada más, sólo transparencia. 
Y en esta obra no iba a ser menos, Arturo Bandini, una suerte de principiante en lo que al mundo del escritor se refiere, es uno más de tantos que al ver más allá del horizonte se decepciona, California, la tierra prometida, no lo es tanto, y allí, más que oportunidades, hay miseria y muerte. Los Ángeles ya no es el paraíso de otrora, el paraíso que él esperaba encontrar, y toda esta destrucción emocional le arrastra a una relación complicada con una camarera latinoamericana y a una espiral de debacle que no puede controlar. 
Si Los Ángeles, a pesar de toda la miseria tiene una doble visión, la del rico que ya no lo es tanto pero sigue siendo pudiente y la del pobre que, como decía Steinbeck, al final de la escalera es el que más padece, Bandini parece ser una reducción a pequeña escala de la propia ciudad, con todos los antagonismos y todos los matices que ofrece. 
Con tintes de autobiografía, encontramos una novela desgarradora y dual, de opuestos a través de todas sus páginas.

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