11 de diciembre de 2020

El contenido del silencio, Lucía Etxebarria


No acepto lo que Lucía Etxebarria dice, porque me parece que, simplemente, está fuera de toda lógica. En lo que respecta a sus libros, admito que es una escritora que consigue que sus libros sean dinámicos, amenos y fáciles de leer y que acabes teniendo ganas de más cuando los acabas, a pesar de que, no voy a negarlo, me produce sentimientos encontrados.
Admito que hacía tiempo que no leía algo suyo, creo que me quedé con «Beatriz y los cuerpos celestes», que llegó a mí pasado un tiempo de su publicación porque cuando salió era demasiado pequeña, y también admito que fue a raíz de una de las polémicas que levantó cuando me decidí a volverme a su bibliografía y a leer este libro, que es el último que ha escrito y por el que, cómo no, también tuvo su dosis de controversia.
Gabriel vive en Londres, y hace años que no sabe nada de su hermana, pero poco antes de casarse recibe una llamada: Cordelia está desaparecida, y posiblemente se ha suicidado en un ritual sectario en Tenerife. 
Obviamente esto le golpea hasta un límite insospechado, y el viaje que emprende para reconocerla, si es que ese cuerpo es ella, será una especie de camino iniciático que le adentre en sus sentimientos y en sus recuerdos, como si hubiese sido la campanilla necesaria que tenía que sonar para volver sobre sus pasos y replantearse la vida.
Casi cual Virgilio acompañando a Dante a través de los círculos, Helena, una amiga de Cordelia, le guiará a través de la vida de su hermana conocida y desconocida al mismo tiempo, y de la suya propia, para encontrar un poco de cordura en todo ese caos.
Este libro es muy Lucía. 
Encontramos extremos en todas las cosas, depresión, sectas, secretos y suicidios, que aunque no significa que ella se dedique a eso, sí que suelen ser componentes indispensables en sus obras, siempre encontraremos un retazo de esto o de aquello que sustente la narración, y quizá por eso a mí me gusta tanto; es una forma de autoafirmación, y la verdad es que últimamente sólo suelo encontrarla en los libros de esta mujer.
Me reitero, es muy raro mirar al pasado, sobre todo si del pasado queda constancia escrita, lo cual facilita la imposibilidad relativa de alterarlo, ¿pero a qué precio?

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