22 de julio de 2021

León el Africano, Amin Maalouf

Hoy os traigo este libro, con esta portada, porque ese día fue uno de esos raros días en los que la burocracia, los premios y los intereses mediáticos no me decepcionaron, y eso, a decir verdad, es muy raro, ya que tengo cierta tendencia a deshacerme o desconectar de las formas y las injusticias que muchas veces se producen en los premios de renombre nacional. 
Esa vez acertaron. Me enteré con gran satisfacción que en los Premios Príncipe de Asturias premiaron en la categoría de Letras a Amin Maalouf, y como fan absoluta de él y su prosa, he decidido posponer mi idea inicial de libro que iba a comentar y contribuir a la felicitación con este pequeño homenaje a mi manera, comentando el libro que, aunque famoso, sigue llenando de sueños las noches de verano. 
Si tanto me gusta es porque promulga tácitamente una utópica mezcolanza ideal de dos mundos contrapuestos, no haciéndolos contrarios, sino complementarios; y no es precisamente una época o situación feliz. 
Se arrastran guerras, exilios, peregrinaciones no sacras y diversas contiendas, pero sin embargo, el trasfondo que contiene y la deliciosa topografía que encontramos auspiciando los viajes del protagonista, hacen que, sin duda, se haga amenísimo de leer. 
Este libro, con todo lo expuesto y las palabras que se enhebran como si de una suerte de escritura automática se tratase, es un respiro de humanismo en un entorno individualista y desarraigado. 
Algo necesario entre tanto descontrol y tanto vacío existencial, el contrapunto necesario entre Oriente y Occidente de un hombre enclavado y obligado a estar entre dos mundos. 
Supongo que la descripción que hace de sí mismo el protagonista en la que deja patente en la que pertenece a todas partes pero que, sin embargo, no encaja en ninguna me atrajo sobremanera. 
Reconozco que hubo una suerte de identificación propia con él mismo, salvando las distancias. 
Para ilustrar mi última reflexión, me quedo con esta frase «...todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna». 

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