7 de febrero de 2019

Cantar de Mío Cid, Anónimo


Aun a riesgo de crítica, vapuleo, queja o denuncia, debo atusar mi alma de filóloga y bibliófila empedernida para que vayan a la par y soltar una declaración personal —sobre todo muy personal— y contundente: para mí y aunque me guste e indiscutible y objetivamente haya supuesto un antes y un después en la literatura, globalmente hablando, «El Quijote» no es la mejor obra de la literatura española, ni medieval, ni renacentista, ni moderna ni contemporánea, y así caiga sobre mí un huracán bibliotecario me confirmo en mi afirmación y declaro que la mejor sin ninguna duda —y siempre bajo mi criterio— esta maravilla que os traigo hoy, el «Cantar de Mío Cid».
Como digo, el hijo literario de Cervantes supone un hito en la literatura, un antes y un después, pero desde mi corazoncito de ratoncita de biblioteca no puede compararse con este cantar de gesta anónimo que aún hoy después de más de ochocientos años sigue estudiándose y destripando para descubrir todos sus resquicios, aunque Menéndez Pidal dejó todo estudiado respecto a él.
Raro es que no se conozca el argumento de esta obra maestra de la literatura medieval española, cuando el castellano medieval comenzaba a estabilizarse y a florecer y el amor cortés pululaba por la sociedad de estratos más altos.
Es la historia de los últimos años de Rodrigo Díaz de Vivar, «el que en buen hora nació», después de su condena al exilio por el rey Alfonso VI y haber perdido su favor y las hazañas que lleva a cabo para recuperar el honor primero, por las habladurías malintencionadas que le llevan a apartarse de su mujer y sus hijas, y después para recuperar la honra por las infamias a sus hijas de parte de los infantes de Carrión. El Cid, grande entre los grandes por sus virtudes, su mesura y su humanidad, consigue recuperar el estado anterior mejorándolo, quedando resuelto tras sus hazañas y conquistas y formando parte de la familiar del rey que un día le apartó.
Para mí este cantar es el paradigma de la literatura.
Es la estabilización del castellano como lengua vernácula al comenzar a aparecer una literatura de calidad, con figuras retóricas y versos bien formados, así como el uso que se hace de las fórmulas juglarescas aparecidas a lo largo del texto.
El origen de imitaciones y variaciones posteriores y, por qué no decirlo, el viaje a través de la jurisprudencia castellana de la época, la geografía y las cuestiones y habilidades sociales de la Edad Media dejan patente que es uno de los libros olvidados, a pesar de los estudios que se han hecho sobre él, y que se debería profundizar en sus versos. 
Quizá este interés mío venga porque, aunque se tienen vagas ideas acerca de la autoría, todavía se considera anónimo.

2 comentarios:

Chemosh dijo...

Creo que el único libro de los que nos hicieron tragar en literatura que despertó mi interés en la lectura (y por qué no decirlo, en aprender algo más acerca de la época donde se ubica)...

Manjo ExLibris dijo...

Es que lo tiene todo, drama, aventuras, luchas, política... yo qué sé, a mí me parece una maravilla.
¡No sabía que me leías! Pero me alegro de que lo hagas.
Gracias por el comentario, bonito ^^