15 de julio de 2019

Emma, Jane Austen


Como ya habréis supuesto dado que he hecho más de una referencia a ella siento especial debilidad por Jane Austen y su obra. 
Bueno, más bien por las heroínas protagonistas de sus libros.
Todas ellas me parecen maravillosamente bien construidas, cada una es para mí una faceta de una única personalidad, la de su autora, y si juntamos a Fanny, a mi adoradísima Elizabeth y a tantas otras que todavía no he traído pero que prometo traer junto con la protagonista del libro que hoy nos ocupa, Emma, seguramente encontremos a la Jane Austen que se debe leer entre líneas, a la que quizá todavía desconozcamos. 
Yendo al asunto de las facetas, la de hoy es la más hilarante y, tal vez, irreverente de todas, y digo irreverente porque Emma es una suerte de Celestina moderna con sus amigos pero que, sin embargo, una vez su institutriz se casa, se da cuenta del profundo vacío existencial que es su vida, de que, quizá, no todo sea tan divertido como los enredos que crea con sus tejemanejes y son precisamente estos los que la enfrentarán a una realidad a la que debe sobreponerse, pero siempre manteniendo el cariz cómico detrás de sus acciones, porque, al fin y al cabo, si lo pensáis la vida no es más que una tragicomedia patética en muchos casos.
Es la causa del aburrimiento existencial que siente Emma la que la inclina a tales devenires, puesto que su posición económica y el cariño familiar está asegurado, y aunque es inteligente, no es una heroína al uso, puesto que no lucha abiertamente; su lucha es hacer de alcahueta.
Lo cierto es que, aun dentro del estilo tan personal de Austen, que ya es decir mucho, este libro es deliciosamente frívolo, como un reflejo de la alta sociedad de la época cuyo único afán era el de mantener las apariencias, casar a las hijas con buenos partidos para que, a su vez, tuvieran más hijas que casar con otros maridos ricos que las mantuvieran y que continuaran el statu quo que se había creado en la época y a lo largo de los siglos.
Cuando lo leía pensaba en que la a veces exasperante señora Bennet encajaría perfectamente en este mundo que crea Emma, casi como una versión joven de ella. 
Sin embargo, a pesar de esta frivolidad, es un libro divertido y encantador, porque en esta frivolidad que menciono encuentro la más profunda ironía de la Jane Austen más capaz y eso me fascina.

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