11 de abril de 2019

Muerte en la vicaría, Agatha Christie


En mi lista de detectives de ficción favoritos a la par que Aloysius Pendergast —que prometo traeros su saga más pronto que tarde porque me fascina, sus libros son de los pocos que tengo destrozados de tanto leer y manosear— se encuentra Miss Marple, una anciana que, lejos del ideal de abuelita entrañable que hace calceta y demás parafernalia que asociamos con la senectud femenina, es una idealista y, sobre todas las cosas, tiene una interminable energía, una inteligencia impresionante y una especie de don para observar y resolver casos de lo más peliagudo.
Esta creación de Agatha Christie es la primera en la que podemos encontrar a esta peculiar detective, y el misterio se inicia con una aseveración terrible que hace que desde el primer momento dudemos acerca de quién es el asesino del coronel Protheroe —a modo de nota personal: tengo que investigar si Lewis Prothero de V de Vendetta está nombrado así por él— y el artífice del misterio que desentrañará nuestra detective. 
Uno de los personajes, el pastor del lugar donde se desarrolla la trama, clama desde el púlpito a sus feligreses que «Quien mate al coronel Protheroe estará dando un servicio al mundo», y ya se disparan las alarmas, principalmente por ser, en teoría, algo tan alejado de un hombre de Dios y mayormente porque está instigando un asesinato en pos de una hipotética mejora social. Lo que no sabe es cuánto le pesarán sus palabras porque poco después se encuentra al coronel muerto en su propia casa y ahí es donde aparece Miss Marple para determinar quién fue quien le mató, porque no todo iba a ser tan fácil, ¿verdad?
Es innegable que Agatha Christie es, sin lugar a dudas, la que contribuyó a hacer grande este género en ocasiones despreciado, no sé si por la profusión que alcanzó en determinados años —algo que, admito, suele pasar, supongo que siempre odiaremos a la reina del baile— o bien porque la gente era incapaz de entender los entresijos de la investigación seria y ponerse en el lugar del asesino y del detective al mismo tiempo, disfrutando del misterio por el misterio. 
Fue una pionera y, aunque reconozco que volví a disfrutarla porque un episodio de Doctor Who me recordó que hacía tiempo que no me perdía en sus libros, os la recomiendo encarecidamente, no solo porque sea fantástica en toda su extensión, sino porque podéis comprobar con ella y sus libros cómo hay cosas que no pasan de moda por más que vivamos en un mundo cada vez más lleno de tecnología.
La humanidad, dotada o no de este o aquel trasto sigue moviéndose por los mismos motivos, incluso cuando se trata del asesinato. 

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