16 de agosto de 2019

Duma Key, Stephen King


Hace tiempo que no volvía a los brazos literarios de Stephen King y la verdad es que, como hacía tiempo que no leía nada suyo, en estos días de asueto me decidí por ella. 
Y qué sustito, madre mía, aunque también os digo que es que yo soy de natural aprensivo, sobre todo con estas cosas y más aún cuando las leo de noche, porque aunque esté de «vacaciones» lo cierto es que solo tengo tiempo para leer robándole horas al sueño.
Edgar es nuestro protagonista y ha sufrido un terrible accidente de coche que le provoca la pérdida de un brazo y una grave lesión cerebral que le vuelve violento hasta el punto de atacar a su mujer. Como consecuencia y naturalmente ésta pide el divorcio.
Aconsejado por su médico decide llevar a cabo una cura geográfica, es decir, retirarse a un sitio alejado de todo para recuperarse y encontrarse a sí mismo, y en esta cura redescubre su capacidad de dibujar, que había olvidado con los tejemanejes de la empresa donde trabajaba antes del accidente.
Sin embargo, este accidente parece haber trastocado todo, y no solo su vida. 
Ahora algunos de sus dibujos parecen oscuros, malignos, y él no recuerda haberlos dibujado.
Los dibujos tienen vida propia y son perversos hasta el punto de matar, y el pasado de la casa y de él mismo sale a la luz impulsado por la maldad que destilan estos cuadros.
Normalmente el terror psicológico me suele aterrorizar, valga la redundancia, no sé si porque soy demasiado imaginativa en según qué ocasiones o porque lo interiorizo de tal forma que empiezo a ver problemas en todas partes, y este librazo no se queda atrás.
Pocos escritores hay como Stephen King para mi gusto que consigan dotar de vida —y de maldad, que no se nos olvide— a algo tan inocente en apariencia como puede ser un dibujo y consagrarlo de tal forma que hasta el más triste garabato nos asuste.
Está claro que King es el gran maestro de este género, y como tal no tiene parangón, pero en relación con libros anteriores suyos que he tenido el placer de leer Duma Key es diferente. Lo que no sé es por qué razón lo es.
Es, sin lugar a dudas, un libro extraño, muy extraño, pero pensándolo fríamente, ¿qué libro de King no lo es?

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