20 de agosto de 2019

Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, Pablo Tusset


Un poco harta ya de ir reptando por las esquinas buscando migajas de ánimo por tantísimo calor que hace he decidido acabar con todo. 
Bueno, con todo eso que me hacía ir reptando, se me entiende.
Una vez me he dado cuenta de que ya queda menos para que pase este calor infernal —si bien aquí nos quedan tranquilamente dos meses o tres todavía de verano en su máximo esplendor— he decidido tomármelo con calma y dedicarme al humor, que si bien no me va a enfriar, sí que me va a hacer olvidarme un poco de toda esta canícula.
Así que haciendo balance de todo lo bueno que hay por ahí suelto, a pesar de que tenga cosas menos buenas un poco recientes, este libro ha acabado siendo como una especie de revulsivo que me ha hecho buscar como una loca en mi estantería para desconectar, por lo menos, mientras me durasen las hoja, y he decidido empezar por este libro de Pablo Tusset que hoy nos ocupa porque ciertamente me hace pensar vagamente en un viejo conocido, Ignatius Reilly, protagonista de «La conjura de los necios», uno de mis libros favoritos que lo más seguro es que os traiga en las próximas semanas, personaje maravilloso donde los haya.
La verdad es que igual que Reilly, Miralles, el protagonista, es holgazán, misógino e inadaptado, pero la diferencia radica en que con sus ínfulas de filósofo acabará moviendo hilos para descubrir un enigma en Barcelona. 
No es humor al uso, os aviso.
Es negro, mordaz, inteligente e incluso podría decirse que en ocasiones roza con los dedos su vertiente más cruel, pero de la desaparición de su hermano, con posibilidades cada vez más inverosímiles y fantásticas, en el sentido quimérico de la palabra, se obtienen situaciones que pondrán a nuestro antiheróico protagonista en el centro de un huracán de misterio, sátira y surrealismo. 
Es un libro perfecto para el verano más caluroso. 

No hay comentarios: