27 de agosto de 2019

Los surcos del azar, Paco Roca


Para mí este año, y especialmente este verano, ha sido de descubrimientos a todos los niveles.
Me he descubierto a mí misma, física y espiritualmente, he descubierto que soy capaz de muchas más cosas de las que creía y que con confianza y apoyo se llega a cualquier parte.
Pero esta serie no acaba conmigo misma, sino que se extiende también a la vertiente literaria.
Siempre he sido de leer cómics, recuerdo que los Mortadelos me duraban un suspiro y siempre quería más, pero luego tuve una época de sequía, digamos, y lo abandoné porque al final prefería otro tipo de literatura, supongo que es lo que tiene ir creciendo como persona con distintas obligaciones.
Hoy en día he recuperado el viejo gusto por la novela gráfica —por eso procuro traer uno al mes al menos— y también por la novela gráfica nacional, en la que tenemos grandísimos referentes y unas obras deliciosas que no dejan indiferente a nadie una vez se conocen.
Paco Roca es uno de esos autores, y aprovechando que hace unos días se conmemoró el aniversario de la Liberación de París, hoy os traigo «Los surcos del azar», que reconstruye la historia de «La Nueve», la primera división del Ejército de la Francia Libre formada por republicanos españoles que entró en París para su liberación, republicanos que tuvieron que exiliarse por la Guerra Civil y la Dictadura consecuente. Y esta historia no empieza en el momento en que están en Francia luchando en la Resistencia, comienza en Alicante, en la huida de esos españoles de una tierra que sangraba todavía.
Roca nos lleva desde una España que no se parece en nada a la que fue en años anteriores al Protectorado francés donde se desprecia a los refugiados y no se les permite bajar a tierra —¿os suena de algo?—; la única opción es volver a un país que quería asesinarlos, ir a campos de trabajo o la Legión Extranjera, luchar en nombre de Francia y volver a derramar sangre.
Este cómic es una de esas pequeñas joyas que debería estar en cualquier anaquel y en cualquier instituto porque es la historia de nuestros abuelos y de nuestro pueblo y a veces se intenta esconder o blanquear aunque fueron hombres que, por suerte, cambiaron el curso de los años venideros y el destino de toda Europa.
Quizá lo que más me gusta es que no se decanta por un bando o por otro, sino que cuenta la guerra como es, una sucesión de miserias y desastres en la que no gana nadie y en medio de ese horror nacen historias personales de amistad y de apoyo sin las que no habría sido posible escapar de una situación tan sórdida.
Y en torno a esa camaradería Paco Roca nos desgrana tal mezcla de emociones que nos desgarra, aun recordándonos la obra en algunos momentos a un documental ajeno a nosotros mismos, quizá porque aunque se cuenta en tercera persona y por supuesto es historia y forma parte de ella, al final somos nosotros los que nos introducimos en las calles de París a través de los ojos de Miguel, el protagonista. 

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