17 de enero de 2020

El libro del destino, Brad Meltzer


A veces me planteo si no debería recuperar la infame categoría de infumables que tenía en el anterior periodo en que tuve abierto el blog porque lo cierto es que hay libros que no se sabe por dónde coger, pero luego hay algunos que están en una categoría intermedia entre infumables y libros legibles, porque aún puedes echar un buen rato leyéndolos, especialmente cuando estás en uno de esos días en los que lo único que necesitas es desconectar. 
Y este es el caso del libro que os traigo hoy, el tema es un tanto peculiar, por decirlo suavemente, pero está razonablemente bien escrito, recogiendo todos los cabos sueltos y, a veces, hasta sorprendiendo. 
Mientras me decido a pensar en un nombre que pueda catalogar este "casi-infumable-pero-no" aprovecho para traéroslo, porque soy consciente de que la literatura es entretenimiento y que en ocasiones lo único que se necesita es apagar el cerebro y dejarse llevar. 
Vamos con la trama.
Agarraos.
¿En qué cabeza cabe que haya una supuesta conspiración a nivel presidencial —aparentemente— en la que se asesina a una persona porque una banda con ínfulas masónicas —que luego ni es masónica ni nada y me da un coraje tremendo que al final todo se achaque a los masones— convence a un enfermo mental de que cometa el mencionado asesinato por unas relaciones religiosas y personales en la que se justifican un código secreto creado por Thomas Jefferson
Pues en la mía no, qué queréis que os diga, son cosas demasiado aleatorias para ser verosímiles, llamadme incrédula, no sé. 
De todas formas hay que reconocer que aunque parta de este batiburrillo surrealista la unificación de la historia no es mala, al contrario. 
Brad Meltzer esparce aquí y allá una serie de acontecimientos bastante aleatorios que luego recoge de una forma más que aceptable, de hecho admito que eso de soltar y recoger punto por punto me encantó, pero es que es tanta la ida de pinza de la narración que acabé dejando el libro en la mesilla alucinando porque no me creía muchas veces la mitad de lo que pasaba en la historia, era incapaz de reaccionar. 
Es, digamos, una tormenta de ideas aderezada por los masones para dar "credibilidad", fanatismos y tejemanejes de poder al punto de llegar a cometer un asesinato que, para más inri, encima es fallido.
Quizá en otro momento sí que me habría leído el libro de otra forma, tal vez en un trayecto demasiado largo me habría aferrado a sus páginas como un clavo ardiendo, o quizá en una espera tremendamente aburrida, pero lo leí en una de mis noches insomnes, casi como último recurso cuando estaba ya desesperada y empezaba a adivinarse luz en la ventana, así que puede que mi impresión fuese un cúmulo de cosas. 
De todas maneras y aunque mi mencionada impresión es absolutamente subjetiva el quid de la historia está ahí, en la sinopsis, y eso es indiscutible.

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