20 de diciembre de 2020

La décima clave, Antonia J. Corrales


Me alejo de tonos graves en cierto modo para, si bien no dulcificar, porque el tema se las trae, sobre todo si se cree en que en cada esquina acecha una conspiración diferente —que conste que hay algunas que ponen la mosca tras la oreja hasta al más escéptico—, sí para volver al mundo de la novela, que tan ligero se nos antoja si se compara con la densidad que puede tener un ensayo político o la profunda carga simbólica —y el dolor de cabeza que puede llegar a dejar si nos paramos a identificar y comprender cada símbolo, cada figura retórica— de un poemario que es casi una oda a la muerte.
Es curioso lo que puede dar de sí el tema de la conspiración.
Casi cualquier cosa lleva una detrás, de mayor o menor magnitud, y no sabéis lo que se puede escuchar cuando una es asidua a escuchar cada noche antes de dormir programas de Iker Jiménez sin parar para poder conciliar el sueño. 
Sin embargo, aunque la acaricia, no es uno de esos libros que se centran en la conspiranoia para la venta y la polémica fácil.
Enrique Fonseca está fuertemente traumatizado por el asesinato de su padre, y cuando ya cree que ha olvidado todo lo que le ha supuesto en la vida este terrible hecho, de repente vuelven a encajar las piezas, y tiene que ponerse a investigar las desapariciones de otros forenses y de algunas monjas, cuyas muertes guardan relación con la muerte de su padre. Además, parte de la premisa de que todo está regido por las matemáticas y por una serie de frecuencias, y, en base a estas, nuestros actos y actitudes van determinados. 
Es en este momento donde aparece el famoso proyecto HAARP, que justamente se basa en estas premisas dadas, y comienza todo el tejemaneje de la historia.
Muchas veces me ha hecho dudar la prosa de esta fantástica mujer, y el por qué radica en la capacidad de hacer la ficción tan real que en repetidas ocasiones he tenido que acudir a los libros que menciona para comprobar por mí misma, ha sido una sorpresa muy grata mirar con otros ojos esas obras, precisamente porque es otra visión, otra interpretación perfectamente válida, por qué no.
Fue en uno de los programas de Iker donde escuché el nombre de este libro, me gustó, y aún me gustó más cuando vi que utilizaba proyectos y personajes reales y las connotaciones acústicas que podía llegar a tener, así que hoy os lo traigo, como ejemplo de novela conspiranoica e histórica al mismo tiempo.
Con las pertinentes licencias literarias, claro está.

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