27 de febrero de 2021

Las brujas de Salem/El crisol, Arthur Miller

Creo que una de las figuras que, sin duda, más me agrada es la alegoría
Aparte de tener una nombre bonito, me resulta muy interesante el hecho de que, para mostrar o denunciar una cosa, se emplee algo, en apariencia, diametralmente opuesto. Es, un poco, como un truco de magia en el que dices lo que hay que decir pero, a la vez, consigues que el público no se dé cuenta de dónde está la trampa. 
No es algo directo, no hace las cosas fáciles, sino que obliga a poner el cerebro en marcha para descubrir qué es lo que se esconde veladamente tras el telón del espectáculo. 
Con ese criterio, Arthur Miller hace un retrato bastante exacto y alegórico totalmente de la sociedad de su tiempo basándose en un hecho que, aunque patrio, sucedió siglos antes. 
Miller denuncia la opresión sucedida durante el McCarthismo en los Estados Unidos de los años cincuenta escribiendo esta deliciosa obra de teatro en la que lo ilustra representando los juicios de Salem y las causas que acabaron haciéndolos realidad en los que se persiguió y finalmente ajustició a parroquianos de la localidad de Salem por la simple sospecha social de que ejercían la brujería. 
Evidentemente se juega con la licencia del autor para ajustar los hechos pasados con los actuales, pero el límite de la paranoia que alcanza tanto una sociedad como otra es el mismo, llevándoles a convertirse en los jueces de ellos mismos, puesto que nadie podía estar a salvo de acusaciones que muchas veces no se podían demostrar y que, a pesar de esto, les llevaban a la destrucción, tanto social como literalmente, aunque, de manera obvia, esta se tapaba para no incriminar a la democracia supuestamente defendida. 
Resulta aterrador confirmar a qué puede llevar la histeria colectiva y los actos que nosotros mismos llevamos a cabo. 
Es casi pueril, lo admito, pero yo lo que concluyo cuando leo algo así es que el miedo es el peor arma de la humanidad. Es el que más daño hace y el que más daño hace hacer, valga la redundancia, y es terrible que hechos así sigan llevándose a cabo, y, por qué no, permitiéndose, en años tan cercanos y en los que vivimos.

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