24 de abril de 2021

La importancia de llamarse Ernesto, Oscar Wilde

Si esta obra de teatro me gusta y me parece divertidísima es por la ambigüedad de la que goza y que el gran Oscar Wilde supo dar tan bien en un texto tan breve. 
La pena es que con la traducción al español se pierde parte, puesto que las ambigüedades comienzan con el mismo título. En inglés sería «The importance of being earnest», donde Earnest, además de Ernesto, o una aproximación, viene a significar «serio», y Wilde, jugando con la homonimia, traza el contenido y el resumen de su drama justo en el título, que pretende ser una crítica desatada a la sociedad victoriana en la que le tocó vivir, en la que la hipocresía y el aparentar se anteponen al ser uno mismo, y que, aunque algunos me podréis decir que no es nada nuevo en esta época, diré que al menos no es tan sumamente descarado, bueno, en algunos casos. 
La obra trata de un enredo, que cada vez se hace más y más grande cuando Jack, formal y correcto, que desea casarse con una dama de la alta sociedad británica, debe convertirse en Ernesto para sobrevivir y casarse, una forma de escapar de lo encorsetado y dar rienda suelta a su instinto y a su deseo; se complica cuando, afirmando que tiene un familiar que yace enfermo, Mr. Bunbury, inexistente, por otro lado, su amigo Algernon descubre su doble vida en el campo, donde mantiene a una pupila que le estima mucho. 
Algernon, afirmando ser el familiar, acude allí con el desconocimiento de Jack, que también va diciendo que su familiar ha muerto. La pupila se enamora de Algernon, ahora Ernesto, aduciendo la misma razón que la prometida de Jack, si no se llamaran Ernesto, no sería igual, puesto que Ernesto es un nombre serio y formal, y que, por tanto, la persona debe de serlo, inexcusablemente. 
De esta obra se han hecho tres películas, y a pesar de que es una obra de teatro, las últimas adaptaciones no terminaron de convencerme; en mi opinión, si hay que ver una, que sea la de 1952, tiene un encanto que las otras no tienen, y si tenéis la opción de ver la película o ver la obra... no dudéis en ver la obra. 

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