4 de septiembre de 2021

La flaqueza del bolchevique, Lorenzo Silva



Quizá os hayáis preguntado alguna vez cómo empecé a navegar por internet o que os hayáis retrotraído a vuestros propios inicios en alguna ocasión. En mi caso, fue hace mucho tiempo, en los chats de MSN; ni siquiera Terra, porque para eso era muy pequeña. 
Siendo de natural tímido, el tema de los chats me facilitaba bastante las cosas para conocer a nuevas personas, y, lógicamente, "evolucioné", si se le puede llamar así, y acabé al cabo del tiempo en IRC. 
En este caso, la de la retrospectiva he sido yo, y para la entrada de hoy, me puse a pensar en una charla en un canal de IRC en la que contamos con la maravillosa y amabilísima presencia de Lorenzo Silva
Gracias a este canal de literatura descubrí el libro que hoy os traigo, a pesar de que ya tiene unos añitos, y cada página, cada palabra fue una droga que me ató hasta la última de ellas. Luego, indagando, vi que se había hecho una adaptación cinematográfica, aunque no puedo decir si se adecúa a la historia o no porque no he tenido ocasión de verla. 
Lo cierto es que es una novela un poco dura en cuanto a determinados temas, pero creo que precisamente eso es lo que consigue engancharte hasta el final. 
Es la historia de un hombre que, tras un accidente de coche y sus consecuencias, opta por la venganza contra la ejecutiva contra la que se empotró, y decide perseguirla hasta el punto de llegar a conseguir su teléfono para acosarla... y se obsesiona con su hermana, de quince años. 
Aquí, a mi parecer, viene el meollo de la cuestión, en una suerte de suplantación histórica. 
El protagonista está alucinado —si se me permite decirlo— por una de las hijas del zar Nicolás II, guardando una foto de las cuatro que, por cierto, ilustra esta portada de las que tiene el libro, y en cierto modo vuelca esta obsesión, pasión o atracción en la hermana de la mujer del descapotable con el que se estrella. 
Esto abre amplios matices, ya no sólo acerca de tabúes o fijaciones, sino que se sitúa en el punto en el que la madurez pasa a ser algo carente de significado no delimitado por edad o época, sino por pensamientos. Y esta fijación es cuestionable en múltiples vertientes. 
Esta es la conclusión que obtuve de esta comedia amarga hasta la saciedad. 
El equilibrio, en esta novela, pasa a ser algo más subjetivo de lo que es ya desde el momento en que él mismo se extrapola personal y mentalmente al bolchevique encargado de matar a las hijas del último zar con poder efectivo, alimentando así su obsesión y su forma de actuar. 
En resumen, considero la obra un fantástico recorrido a través de la humanidad y del grado que puede alcanzar en su locura.

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