21 de septiembre de 2021

Invisible, Paul Auster


A veces siento que es posible que os sature con la fantasía y no quiero eso, y por eso suelo dar los bandazos literarios que doy; no tanto para no encasillarme, sino para no cansaros. 
Uno de esos giros extraños viene hoy, y lo doy hacia uno de los autores que más me han satisfecho en estos últimos años, Paul Auster,pese a todas las discrepancias.
La verdad es que a veces pienso si no estaré siendo demasiado veleta o si os mareo con tanto cambio drástico, pero imagino que esta es la gracia que tiene el factor sorpresa. 
Ya sabéis que, por supuesto, podéis quejaros o proponerme sugerencias para que las lea y os las traiga a modo de reseña. 
Esta vez nos trasladamos al pasado, a 1967, y encontramos a un estudiante poeta, paradigma de todo lo antisistema en esa época, contrario a la guerra de Vietnam, con ganas de cambios y, sobre todo, de literatura. 
Y, una noche, en una fiesta, conoce a una pareja de franceses, cautivadores, quizá en parte por el arrebato que nos posee al acercarnos a lo ajeno, a lo extraño, y empieza a crearse una especie de triángulo entre ellos que irá preparando el terreno a las situaciones de las que se nutre la historia. 
A veces son pequeños detalles los que te ligan a algo, chorradas que hacen gracia en un momento o en una circunstancia concreta, y esto le pasa a nuestro protagonista, que relaciona el nombre del francés con Bertran de Born, que aparece en la Divina comedia de Dante
Poco a poco se va formando el triángulo mencionado anteriormente, que culmina en la proposición de trabajo en una revista literaria que el propio Born, Rudolf en este caso, dirige, y empieza el gran problema que constituye el eje central de la novela, que continúa en su presente y que, en su futuro, será objeto de la catarsis del protagonista, pretendiendo purgarse a través de la confesión. 
Os soy sincera si admito que una de las cosas que más me gusta es la crudeza con la que este autor relata todo. 
A lo que a algunos pueda parecerles como cruel o incluso rayano en lo obsceno por lo que se recrea, a mí me gustan esos detalles. 
Creo que es una parte innegable del ser humano, de la propia condición de humano, y negarla sólo supone negarnos a nosotros mismos. 
Me resulta increíble que sigamos a trancas y barrancas acerca de estos temas, es casi como si quisiéramos cubrir bajo una pátina de divinidad nuestra existencia, y considero que no hay nada que refleje mejor una condición que lo peor de ella. 
Por otro lado, lo que más llama la atención, por lo menos eso me ha parecido a mí, es que es tres novelas en una: encontramos el presente, el pasado y el futuro ligados indisolublemente en la narrativa de Auster, que consigue sin formas abruptas traerlo y llevarlo a través de la obra, trasladando al lector junto con él. 
Creo que es un punto bastante importante de la novela, que hace que se aleje de las narraciones lineales a las que en muchas ocasiones nos acostumbramos de forma cuestionable.

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