5 de mayo de 2018

Ardalén, Miguelanxo Prado


Una vez presentadas las excusas y esperando no volver a desaparecer en algún momento, es hora de proseguir.
Si habéis seguido mi trayectoria anterior en este mismo blog sabréis que soy bastante sentimental. Un mazapán escondido bajo un caparazón casi indestructible en el que los resquicios son tan poquitos que últimamente solo pasan libros o solo dejo pasar libros, aunque no siempre es así.
Hace unos meses conocí a una persona que me abrió los ojos a muchos mundos distintos y me hizo recordar el mundo del cómic. 
Esta persona me presentó, por decirlo de alguna manera, a Paco Roca, a Colo y a Miguelanxo Prado, que es quien hoy nos ocupa, y creo que nunca se lo agradeceré lo suficiente. 
Ardalén es una historia deliciosa que nos habla de la memoria, de los recuerdos y de las jugadas que nos hacen al bailar en nuestra memoria.
Ardalén es la historia de Sabela, que acude a una pequeña aldea de Galicia en busca de sus recuerdos. Desde que era pequeña su familia ha contado una historia sobre el abuelo que emigró a Cuba en busca de fortuna en una España destruida por la guerra y sus consecuencias. De él solo sabe las palabras que su tía le contó a escondidas, los silencios de su abuela y los restos de unas cartas que son las que la dirigen hacia esa aldea, pues en ellas habla de que embarcó con uno de sus habitantes, Fidel, y con él recorrerá lugares imaginados, personajes que se cuelan y alteran cualquier percepción que consideremos real. Y con él los habitantes del pueblo, que guardan silencio, secretos, envidias y viejas inquinas que se esconden en los cajones de la memoria. 
Cuando antes decía que era una historia deliciosa creo que me he quedado corta.
Admito que tuve que releerlo una vez lo cerré, tenía que seguir empapándome de recuerdos porque no había podido controlar las lágrimas.
No os voy a engañar diciéndoos que es una historia fácil, porque no es así, especialmente para las personas que están inundadas de recuerdos y que son estos los que las mueven a seguir caminando entre los vivos. 
Ardalén es el dolor que golpea por la noche cuando te quedas a oscuras intentando dormir, es la fuerza que te ayuda a seguir adelante cuando solo te quedan los recuerdos que atesoras en el sitio más profundo de tu mente. Es, en definitiva, el vaivén al que nos vemos sometidos si vivimos.
Miguelanxo Prado trabajó en él durante mucho tiempo para regalarnos esta pequeña maravilla, y eso se nota en sus ilustraciones, en sus diálogos y en toda la sensibilidad que transmite a lo largo de la obra. Juega con nosotros igual que juegan los recuerdos con Sabela y Fidel, y el hecho de que hasta el último momento consiga hacer que guardes la emoción que te aprieta el pecho hace justo comenzar con Ardalén el nuevo camino de este blog.
Comencemos.

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