23 de junio de 2018

Anatomía de un instante, Javier Cercas


Casi tan prolífico como el tema de la Guerra civil que nos terminó de dividir —y siendo pesimistas puede vislumbrarse otra en el horizonte al paso que vamos—, en la literatura y en el cine español es el del golpe que en la tarde del 23 de febrero de 1981 intentó llevar a cabo un guardia civil impulsado seguramente por gente de más poder que él que se mantuvieron del lado de la democracia al ver que se desplomaba por la falta de apoyo internacional.
Como digo seguramente habrá chorromil —permitidme la expresión— libros que traten de un tema tan agreste como lo es el que pudo suponer la vuelta a una época oscura que, en principio, no debería haber existido jamás; sin embargo, de todos los que he leído, y he leído bastantes de ellos, este de Javier Cercas con el que intento haceros olvidar esta tarde tan calurosa de verano es el que quizá más me ha gustado. 
No solo es por la forma tan particular de escribir que tiene este hombre, que puede hacer, si estás versado, que reconozcas un texto suyo aunque no ponga que es de su autoría, sino que es, a mi parecer, un relato humilde, que acepta sus carencias sin denostar sus fortalezas y que, sin lugar a dudas, ofrece una de las teorías más serias y sencillas de lo que fue ese día o pudo llegar a ser.
El eje que utiliza para enhebrar la novela es el del gesto de tres políticos: Suárez, en ese momento presidente del gobierno caído en desgracia, Gutiérrez Mellado, vicepresidente del anterior, y Santiago Carrillo, el mítico e incombustible dirigente comunista, un geesto que desconcertó a todo el mundo —y aún hoy sigue arrastrando literatura como vemos, ya que podía haber sido determinante para un hipotético asesinato por parte de los golpistas— y que produjo división de opiniones, tanto considerando que Suárez estaba en connivencia con los guardias civiles que asaltaron el Congreso o que Carrillo se aferraba a la heroicidad del que no tiene nada que perder, porque en un cambio de tornas de poder, de vuelta a la dictadura o gobierno de concentración, moriría de igual forma.
Casi se acerca al ensayo aun siendo novela, pero lo que plantea, a mi parecer, es un punto de vista tan revulsivo como interesante, porque la verdad es que en una semana que llevo un poco extraña es uno de los libros que me han hecho reflexionar y plantearme unas circunstancias que aunque se acercan a la conspiración —para qué negarlo— están ahí, y que pueden ser tan válidas como otras con las que nos amartillan los sentidos cada aniversario del suceso en cuestión, quizá hasta más. 
Si os lo he traído es para que juzguéis vosotros mismos y para que comprendáis que está la verdad que nos cuentan y la verdad que está ahí, y que aunque desde luego este libro de Javier Cercas no tiene por qué ser la verdad absoluta —seguro que no lo es— tal vez sea un pequeño rayo de esperanza para que poco a poco se vaya aclarando todo.
Podéis llamarme conspiranoica, quizá lo sea, pero con ciertas cosas me gusta darle una vuelta al pensamiento.

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