20 de junio de 2019

Calibán y la bruja, Silvia Federici


A veces os he traído la parte digamos bonita de la brujería, literariamente hablando, hoy es, sin embargo, la cruda realidad. 
La otra no deja de ser real aunque se construya sobre la ficción, está claro, pero parece que en nuestro cerebro tenemos una especie de resorte que se desactiva cuando llega a nuestras manos algo novelado o hecho teatro; yo imagino que es una suerte de autoprotección ancestral para impedirnos ver la crudeza del mundo en el que vivimos.
Con tintes literarios las cosas no resultan tan terribles.
Quizá hubo un tiempo en el que no todo era así, que las cosas respondían a la Naturaleza sin pasar por encima de ella y era otro tipo de sociedad pero, desafortunadamente, se nos impuso otra manera de ver el mundo y, con ella, empezaron las desigualdades y las persecuciones.
Silvia Federici me parece una mujer fantástica, inteligentísima y muy lúcida en lo que respecta a sus escritos, en los que plantea muchas perspectivas diferentes con las que podemos enriquecer nuestra visión de la vida. 
Lo cierto es que llegó a mis manos de una forma bastante inesperada, como me suelen llegar los buenos libros. Yo pensé que encontraría en sus páginas una especie de novela, pues el título se me antojaba pintoresco, pero descubrí algo que, en su momento, me resultó mucho mejor: un ensayo, una explicación histórica desde otro punto de vista de muchas de las causas de las que ahora padecemos consecuencias.
Aquí Federici hace un repaso cruento pero fantásticamente documentado y explicado de todas estas circunstancias, centrándose en la inmoral caza de brujas de la Edad Media e inicios de la Moderna, expresión de la peor faceta del ser humano y acercándola a consecuencias económicas actuales que nos llevan en cierto modo a la debacle.
Desde luego es polémico y por eso es interesante, porque revuelve, destruye todo lo que creemos o nos han impuesto creer y construye sobre sus cenizas una nueva faceta de la historia, la oculta u ocultada, necesaria al mismo tiempo que la visible.
Es como la otra cara de la moneda necesaria para comprender la vida, la historia contada por las vencidas en lugar de por los vencedores.

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