10 de abril de 2020

Las edades de Lulú, Almudena Grandes


Me apetecía, de nuevo, girar el rumbo hacia un tipo de literatura totalmente contrapuesto a la anterior entrada. que si mal no recordáis hablaba de zombis, y, ¿qué hay más rompedor contra la moral que lo erótico?
Almudena Grandes es otra autora que conocí en un aeropuerto. No en persona, sino en literatura. Y me resultó tremendamente curiosa y, a la vez, fantástica por la forma que tiene de explicar esos pequeños detalles que rompen tabúes y que, a la vez, consiguen hacer que nuestra mente se relaje y se traslade a nuestras fantasías más ocultas y perversas, aunque no tengan nada que ver con las que se exponen en el libro.
Y, al margen de lo sexual y erótico que rezuma por cada página de la novela, se encuentra la explicación de la espiral de placeres por la que se deja caer nuestra protagonista, un excelente tratado psicológico encubierto por el deseo que deja ver las carencias que llevan a nuestra Lulú adolescente a buscar aquello que no tiene en lo más rompedor que se le ocurre, el sexo.
Como digo, la novela empieza con tabúes y a romperlos con la propia edad de la protagonista, una tierna jovenzuela de quince años que ya experimentado el dolor más grande de todos, la soledad y, ligada a esta, la necesidad de afecto. 
Es un punto importante, por lo menos bajo mi parecer, porque aunque se entregue a todas esas perversiones seguirá estando vacía y encontrando el sexo como una mera aceptación social, incapaz de amar completamente porque no sabe lo que es sentirse amada y, con cada cesión, va destruyéndose cada vez más. Pero sí que siente atracción, cada palabra buena es confundida con un sentimiento real y cae en el mito del amor, una mentira cada vez más grande que la lleva prácticamente a la locura y, por qué no decirlo, al desfase.
Es un libro que seduce, no sólo por lo que narra, que está claro que a todos, en mayor o menor medida, nos atrae leer este tipo de literatura; seduce porque consigue poner en evidencia un problema bastante importante, del que casi todo el mundo adolece, la inseguridad y el desafecto. 
Me explico, porque así dicho parece que todos somos unos descastados. 
Lo que pienso cuando leo esta novela es la tremenda disfunción social de Lulú. Es rompedora, se entrega a todos los placeres —y ya imagino a muchos diciendo o pensando que qué suerte tiene de poder entregarse a ellos, pero recordemos que es una niña, una niña de quince años—, pero no siente nada aparte de un goce vacío que cada vez la hunde más.
Os lo advierto, este libro es tremendamente explícito. Y en cierto modo puede parecer chocante que un libro que esté construido sobre tabúes pueda ser tan ilustrador.

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