5 de abril de 2020

Lazarillo Z, Lázaro González-Perez de Tormes


Es curioso cómo la vida altera los planes, incluso de quienes como yo, de una forma un poco amateur —para qué negarlo—, nos dedicamos a escribir de cuando en cuando sobre los libros que nos han llamado la atención.
Ya sabéis que soy un poco especialita en cuanto a modas se refiere. 
Me pongo muy tiquismiquis cuando se hace el todo por el todo, porque creo que la saturación de determinado género no ayuda a nadie, bueno, a los autores forrándolos, pero llega un momento en que el lector acaba aborreciendo el género de tanta variedad y tanta cantidad, pero a veces, como digo, la vida te da sorpresas.
Hace unos años este libro llegó a mis manos y qué puedo decir, me lo leí en dos horas y se lo acabé recomendando a todo el mundo que me conoce en persona, así que ahora os toca a vosotros.
La estructura del libro es casi idéntica a la del original, el «Lazarillo de Tormes» —que algún día os traeré.
La historia la cuenta el propio Lázaro, solo que apuntando que sus vivencias reflejadas en el libro estaban tergiversadas, ya que, según él, no sucedieron tal y como se reflejan y que, ni mucho menos, él era un cornudo consentido que aceptaba todo para vivir en lugar de sobrevivir. Reconoceremos en ella los diferentes amos que pasaron por la vida de Lázaro, y ofrece una solución muy curiosa a los hechos, por ejemplo, el abandono del ciego o el episodio del clérigo. Lo que varía es que nuestro Lazarillo no se pasa la vida huyendo de aquí a allá cediéndose al mejor postor para procurar obtener las mayores ventajas que le permitieran cierta acomodación, sino que se convierte, junto a un grupo de dudosa reputación, que, en fin, son los despojos de la sociedad del Siglo de Oro según los cánones, en un cazador de zombis en toda regla, convertidos por una enfermedad traída del Nuevo Mundo que se encubre por las ventajas que proporcionan los tratos y el expolio de esta tierra nueva y vieja a la vez, aunque esa plaga, según nos cuenta el propio Lázaro, continúa hasta nuestros días, asolando las ciudades.
La verdad es que le da una vuelta de tuerca a la novela picaresca, acercándola a los que se muestran reticentes a acceder al clásico, y admito que me he reído mucho con sus golpes.
Os la traigo porque no es fácil conseguir que casen tantos cabos sueltos y que la parodia no se convierta en algo grotesco, así que queda recomendada plenamente.

No hay comentarios: