20 de junio de 2020

El vellocino de oro, Robert Graves


La mitología me puede, ya lo sabéis.
Y la verdad es que todavía no he encontrado a nadie que consiga transmitir de una forma mejor y con mayor erudición estos temas que el genial Robert Graves, un autor que he leído y releído hasta la saciedad y que os recomiendo encarecidamente si gustáis de estos temas.
Poco a poco os iré trayendo más obras suyas para que, si no las conocéis, vayáis descubriéndolas.
Se nota cuándo un autor disfruta con lo que escribe y siente una genuina pasión hacia lo que trata, y Graves es, creo, el paradigma de este hecho. Sus obras destilan interés, precisamente, por la forma tan deliciosa de mostrárnoslas. Lo que, a simple vista, puede resultar un tema denso —a nadie se escapa que la épica no es fácil, ni por los recursos que utiliza ni por los temas que trata, que, en ocasiones, pueden pecar de exagerados—, él lo convierte en asequible y atrayente para cualquier público, con la necesidad de leer entre líneas para descubrir el significado completo de lo que dice y de lo que quiere decir.
Esta vez, lo que nos narra es la historia de Jasón y los Argonautas que van en busca del vellocino de oro, una piel legendaria de un carnero mitológico.
Sin temor a pillarme los dedos, os confirmo que Robert Graves sigue la tradición épica de Homero para seducirnos y llevarnos junto a Jasón en su periplo, en ese viaje en el Argo que parece no tener fin y que, sin duda, es una genial metáfora de un ciclo vital extrapolado a un viaje marítimo, un recurso altamente utilizado en los primeros tiempos de la ficción escrita considerada tal.
Es increíble cómo logra trasponer su prosa a la de los antiguos clásicos para llegar al mismo efecto. Graves se convierte en una suerte de rapsoda contemporáneo para revivir el encanto de un mito fabuloso en el que los valores como la fuerza, la astucia y, valga la redundancia, el valor, están presentes y se hacen necesarios para sobrevivir.
Lo único que puedo advertiros o recomendaros es que no busquéis una fidelidad histórica extrema. Como os digo, está basada en la mitología, y la mitología implica variedad, diferencia e incluso superstición en cierto sentido. Más bien recreaos en la leyenda y disfrutad de ella.

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