Paradójicamente, con Arturo Pérez-Reverte tengo una relación de amor-odio. Como escritor tiene momentos brillantes, del resto, bueno, discrepamos.
Por eso, y porque creo en el valor de abrir la mente y no quedarnos en una cámara de eco, os traigo hoy esta obra suya que reconozco que hizo que durante unas cuantas noches me diera un poco dellamémosle miedo, o aprensión, coger un libro relacionado con esta temática.
Es, junto con la historia de Los Tres Mosqueteros, más bien su entorno y sus libros contemporáneos e hijos del mismo padre, la bibliofilia el eje central de la novela, y, junto a ellos, lo esotérico, lo misterioso e, incluso, lo diabólico.
Bajo estos auspicios se nos presenta Corso, un mercenario a su servicio que recibe el encargo de un coleccionista de buscar las dos últimas copias del libro «Las nueve puertas» —rama del libro en el que se centraría Polanski para hacer su película interpretada sabiamente por Johnny Depp, vaya dos patas para un banco, por cierto— y a cuyo amigo le agencian el descubrir un manuscrito de Dumas, quedando por saber si es original o no.
Admito que me parece bien documentado y que es bastante verosímil en su planteamiento, porque a veces me pregunto si cualquier filia no tiene algo de diabólico en tanto te atrapa de tal forma que eres capaz de olvidar o ceder a circunstancias que en otros momentos no cederías.
A partir de estos hechos, se suceden otros tantos que, indefectiblemente, van ligando una historia a otra, sobre todo desde que el amigo de Corso aparece muerto mientras efectuaba su búsqueda, tomando él la tarea de autentificar esos manuscritos que le llevan por distintos puntos de la geografía a fin de hacer diferentes comprobaciones.
La verdad es que a esta novela no puedo ponerle pegas, ni siquiera a su autor, porque sin él y su peculiar forma de hacer literatura no sería posible encontrar esta pequeña joya en la que acabas participando en la trama y compartiendo los secretos demoníacos que ella alberga.
Lo único que puedo advertiros es que no la leáis de noche si sois de natural aprensivo como lo soy yo.
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