28 de julio de 2018

1984, George Orwell


Un clásico.
Creo que muchos hemos aprendido bastante de política con este bendito libro, de lo que se debe y no se debería hacer.
La represión se hace patente en cada instante, desde la neolengua, el inglés modificado, hasta la propia policía del pensamiento, haciendo que el crimen mental no implique la muerte, sino que sea la muerte en sí misma.
Ya no puedes escudarte ni siquiera en tu mente, en lo que crees en secreto. 
Aquél que incumple con la política del omnipresente Gran Hermano acude a la Habitación 101 en el Ministerio del Amor donde pasan las cosas más terribles, puesto que en ella recrean los miedos más profundos del represaliado para meterle en vereda y hacer que vuelva a concordar con el sistema político del IngSoc.
Inglaterra en 1984 está dividida en dos grupos sociales claramente diferenciados, los miembros del partido, atemorizados en la mayoría de los casos aun a pesar de su pertenencia al mismo, y los proletarios, aislados de la política pero pobres y temerosos de los que tienen el poder.
En este entorno aparece el personaje de Winston Smith, que trabaja en el Ministerio de la Verdad, encargado de reescribir la historia en caso de que sea necesario, de crear nuevas personas, de borrar a otras que existen de verdad, a modificar los hechos de forma que siempre satisfagan y hagan ver que el IngSoc y el sistema de gobierno del momento son lo mejor que le puede pasar a cualquier "civilizado". 
El mundo, a su vez, se divide en tres partes, Oceanía, que es donde vive Smith y el IngSoc se hace fuerte, Eurasia y Asia Oriental, y de una forma u otra Oceanía siempre está en guerra con uno de los dos siendo el otro su aliado contra el que queda... ¿o no están en guerra?
Emmanuel Goldstein es el enemigo del pueblo, la antípoda del Gran Hermano, el que se dedica a destruir, en teoría desde dentro, el "glorioso" IngSoc. En él se basa toda la acción que nos trae George Orwell porque al igual que el Gran Hermano su presencia es omnipresente y no se tiene constancia real de que exista o siga existiendo, y es a favor de él o de su idea que Smith lucha en cierto modo, estableciendo una relación con Julia, una chica de la liga AntiSex, y afiliándose a la Hermandad, que resulta ser otra rama más del partido para controlar a la sociedad y descubrir quién les traiciona.
Todo está presidido por la Victoria, la vigilancia de la sociedad a la propia sociedad y el temor del gran enemigo que puede destruir la relativa calma y grandeza de Oceanía, y a la Habitación 101, donde podrían encontrar la muerte o la humillación pública tras la tortura.
Cuidado al leerlo, ya sabéis, el Gran Hermano os vigila.

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