Reconozco que me da cierto pudor abarcar este libro.
No porque lo denueste o porque lo desprestigie por el género, sino porque me ha tenido sin dormir toda la noche y cuando eso pasa no suelo ser capaz de dar pie con bola. Un amigo me solía decir que dormir es de cobardes, pero solo hasta que caes rendido de sueño. Y de ahí el pudor, por no ser capaz de soltar toda la retahíla de cosas que se me pasan por la cabeza.
Yo descubrí a Manel Loureiro casi por casualidad, en una de estas charlas que se tienen con amigos en las que picas de aquí y de allá sin centrarte en un tema concreto. Y siendo de natural aprensivo y sin ser muy dada a leer o ver cosas que den mucho miedo salvo que antes me haya leído de cabo a rabo todos los spoilers del universo porque aun así soy capaz de sobresaltarme al principio no estaba precisamente contenta de ponerme a leerlo.
Fue precisamente uno de estos amigos quien me hizo ceder en cuanto a leer cosas de zombis cuando ya se había desmadrado el asunto —comercialmente hablando— y por suerte comprobé que no todo era igual de morralla y que había autores como Loureiro que agrandan el género y lo dotan de una calidad que el exceso ha hecho que se diluya.
Así las cosas cuando me enteré de que sacaba un nuevo libro me puse a dar saltitos interiores de alegría y cuando supe que se alejaba del género me alegré aún más, no porque no me gusten, sino porque la verdad es que me ponen muy nerviosa si nacen de su pluma.
En retrospectiva, en 1939 el barco Valkirie aparece de la nada entre una densísima niebla, preparado como si la vida se hubiera mantenido intacto hasta el mismo momento en que lo encuentran con el único problema de que los pasajeros parecen haberse volatilizado. Los tripulantes de la embarcación que lo encuentra se queda estupefacta ante el descubrimiento, y quedan aún peor cuando descubren que el único superviviente es un bebé envuelto en una manta, un bebé al que nadie puede identificar.
En la actualidad un millonario controvertido se hace con el barco a toda costa y decide repetir paso por paso el viaje del Valkirie para descubrir qué es lo que sucedió entre esas planchas de acero, para saber con rigurosidad científica si los rumores son ciertos y descubrir qué ha sucedido en determinadas zonas del planeta a los largo de los siglos.
Simplemente os digo que ahora después de devorarlo veo la niebla de otra manera.
No sé si debido a mi natural inclinación a la divagación he encontrado referencias y homenajes por todas partes, relaciones con series y con experimentos cuyos visos de verdad empiezan a dejar de estar en entredicho y me ha gustado muchísimo, sobre todo el hecho de que el lector va sacando conclusiones conforme va leyendo —a mí por lo menos me ha pasado—, y luego... ¿serán esas conclusiones ciertas o habrá algo ancestral, más terrible, escondido tras las paredes del barco que es al mismo la causa y la consecuencia de todos los actos?
Como digo es un libro que te atrapa desde el primer momento. Lo que comienza siendo algo «normal» en el sentido de que puede pasarle a cualquiera poco a poco se va convirtiendo en algo más irreal, en algo que solo la literatura puede permitir. ¿O no?
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