22 de julio de 2018

La piel fría, Albert Sánchez Piñol


Creo que, para mí, esta ha sido la novela revelación de mi año literario. 
Un título que, quizá, ni por asomo habría relacionado con tenido y un escritor que consiguió atraparme hasta la última línea con una historia contundente.
Me parece curioso lo que yo considero como eje central de la novela, el arrepentimiento y la expiación.
Albert Sánchez Piñol teje la historia alrededor de un antiguo militante del IRA que es meteorólogo y que está desencantado por los derroteros que ha tomado la independencia irlandesa, y huyendo de su pasado decide aceptar un trabajo en una isla perdida en el océano, cuyas únicas edificaciones son un viejo faro y la cabaña del meteorólogo de turno. En estas condiciones descubre que su predecesor no aparece y que el farero, el señor Caffó —el juego literario del nombre del farero me parece divertido, si soy sincera— prefiere la compañía del alcohol a la del resto del mundo y no está dispuesto a ponérselo fácil, eludiendo cualquier pregunta que se le ocurra hacer en ese lugar apartado del mundo adonde ha ido para huir.
En la primera noche es atacado por unas criaturas provenientes del mal con objetivos de momento desconocidos, y aunque piensa en defenderse lo cierto es que le resulta difícil dadas las circunstancias. Lo primero que deberá hacer será ganarse la confianza del hosco farero, pues necesitará ayuda en caso de un nuevo enfrentamiento que resulte de mayor envergadura, y tras este atrincheramiento conjunto su pensamiento no se dirige a atacar como habría resultado esperable, sino a intentar comprender las motivaciones de esos ataques y de las criaturas que les asaltan y tratar de establecer una cierta comunicación con ellos, una suerte de amistad que les permita sortear estas agresiones.
Esta determinación sucede porque el farero tiene a uno de estos seres como sirviente, una criatura que se muestra totalmente mansa y amistosa, una hembra de estas criaturas que le provoca sentimientos contradictorios entre la calidez de su amistad y la frialdad de su piel, reflejo acaso de su naturaleza primigenia.
Me gusta este libro por la trama, por su escritura sencilla, porque no necesita miríadas de de personajes o paisajes para sustentar su obra, porque hace de algo tan natural como las diferencias un intento de comprensión y unión y porque es original dentro de un mundo en el que, al parecer, ya está prácticamente todo dicho.
El conjunto de todo esto la hace para mí altamente recomendable. 

1 comentario:

Bettie dijo...

Yo lo leí cuando me enteré de que iban a hacer la película, porque seguramente iría a a verla y me gusta leer los libros antes. Además, lo leí en catalán, para recuperar un poco el idioma. Y me gustó bastante, la verdad. La peli... No tanto. No sabe qué quiere hacer y pierde el mensaje del libro.

Me parece, desde luego, un intento curioso :)